Hoy Clarín levanta una nota del New York Times acerca de 116 fotos de Auschwitz que recuperó el Museo del Holocausto de Washington.
En las fotos se puede ver a los oficiales de la SS en sus momentos de descanso. La calidez del clima que muestran las fotos es un fuerte contrapunto con lo que pasaba dentro del campo de concentración.
Dice en la nota que los curadores de la muestra no quisieron presentarla como "asesinos en su tiempo libre", para resaltar que los asesinos se comportaban también como seres humanos comunes. Y creo que es un acierto.
Ver a los genocidas como monstruos es en cierto sentido "liberador"; el monstruo está afuera, es el otro.
Lo más perturbador de estas fotos es que muestra que la gente común, ante determinadas circunstancias, puede volverse peor que el peor hijo de puta.
1 comentario:
La alegría no es sólo brasilera.
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